La Declaración de Fe de la Iglesia Evangélica Peruana contiene la manera cómo la IEP entiende, recibe y comunica las Sagradas Escrituras. Ella define no solo la posición teológica de la Iglesia ante otras entidades eclesiásticas, sino también para aceptar a quienes postulan a trabajar en el campo y servir de guía, en el Señor, aquellas personas que enseñan la Palabra de Dios.

1. El Trino Dios
a. Creemos y proclamamos que hay un solo Dios, vivo y verdadero, que es perfecto en su ser y en sus manifestaciones; Creador, Redentor, Sustentador y Autor de todo bien, presente y activo en su creación; que es soberano sobre todo y que existe eternamente en tres personas distintas; pero de una misma sustancia: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Deut.6:4; 1Cró.29:11; Sal. 104; Mt.5:48; Mat. 28:19; Fil.2:5-6; Jer.10:10.
b. Que las tres personas de la Trinidad obran en consejo perfecto en la Creación, Redención, Juicio y Glorificación.
Is. 48:16-17; Luc. 22:42; Jn. 14:26; Jn. 15:26; Hech.2:33
c. Que el Padre, es una persona de la Trinidad, que vive eternamente en unión con el Hijo y el Espíritu Santo y que es Creador y Señor del Universo; que por amor al mundo envío a su Hijo, Jesucristo para la salvación eterna de los pecadores y la redención plena de la creación, en consejo eterno con el Hijo y con el Espíritu Santo.
Éxodo 6:6-7; Juan 3:16-17, 21; Ro.5:8; Ro. 8:21; Tito 3:5-6; Juan 17:21
d. Que Jesucristo es una persona de la Trinidad, el Eterno Hijo de Dios, verdadero Dios y verdadero hombre, sin pecado; que fue engendrado por el Espíritu Santo en el vientre de una virgen llamada María y que nació como todo ser que viene a este mundo.
Is.9:6; Mt.1:18-23; Juan 1:1,14; Jn. 6:46
e. Que Jesucristo proclamó el Evangelio del Reino de Dios y llevó una vida constante de oración, haciendo señales y prodigios, y que padeció y murió en la cruz en sacrificio propiciatorio por los pecados del mundo como sustituto, de los que creen en Él, siendo el único mediador entre Dios y los hombres.
Is.53:4-6; Mt.4:17 y 23; Mt.26:26-28; Lc.5:15-16; Jn.14:6; 1 Ti.2:5-6
f. Que Jesucristo resucitó al tercer día de entre los muertos, subió al cielo y está sentado a la diestra de Dios Padre y desde allí intercede por los suyos, de donde volverá en forma personal y visible para juzgar a los vivos y a los muertos.
Mt.16:21; Hch.1:9; Hch.2:32-36; Ro.3:24; 2Tes.1:6-10; 2 Ti.4:1
g. Que Jesucristo es Soberano sobre el universo y la historia, y es cabeza y Señor de la Iglesia, la cual es su cuerpo, a la que gobierna y protege.
Sal.110:1; Mt.22:41-45; Mt.28:18-20; Ef.5:29; Col.1:15-20
h. Que el Espíritu Santo, quien procede del Padre y del Hijo, es una persona de la Trinidad, que no es una influencia o fuerza activa de Dios, sino una persona con atributos iguales que el Padre y el Hijo que produce en el pecador la conciencia de pecado y su conversión; que mora en el corazón de los creyentes para siempre, santificándoles y perfeccionándoles; que les reparte sus dones para la edificación y servicio de la iglesia.
Jn. 14:26; Jn. 16:8; Ro.8:16; 1Cor.3:16; 1Co. 12:11-13; He.9:14

2. Las Sagradas Escrituras
a. Creemos y proclamamos que la Palabra de Dios, que consiste de los sesenta y seis libros canónicos del Antiguo y Nuevo Testamento, con exclusión definitiva de los libros apócrifos o así llamados deuterocanónicos, es totalmente inspirada por Dios, sin error alguno.
2 Sam.23:3; Pr.30:5-6; Jer.30:2; 2Ti.3:16-17; 2Pe.1:19-21
b. Que esta Palabra es la Revelación del carácter y los propósitos eternos de Dios para la humanidad; que fue dada por medio de los santos hombres que Dios escogió y preparó; ella es inmutable, y por lo que es y hace, ejerce autoridad suprema en el que hacer teológico y la vivencia diaria del Cuerpo de Cristo y del mundo, siendo vigente en todo el proceso histórico.
Is.40:8; Is.55:11; Jn 5:39; 1Pe.1:24-25; 2Pe.1:19-21
c. Que esta Palabra es viva, eficaz, perfecta, santa y medio de transformación integral del hombre; asimismo, siendo la verdad, no contradice a lo que es verdad en todos los campos del saber humano; y donde surgen contradicciones, la Palabra es autoritativa y como tal permanece para siempre.
Josué 1:8; Sal.19:7-11; Mt.22:29; Ro.15:4; 2 Ti.3:15-17

3. La Creación
a. Creemos y proclamamos que la creación es la obra buena y perfecta de Dios, de la cual la tierra es parte, que ha sido entregada al hombre para su administración y trabajo, para la gloria de su Creador.
Gén.1 y 2; Gén. 3:23; Gén.9:1-7; 1Co.10:31; 2Ts.3:6-12
b. Que esta creación depende íntegramente de su Creador quien la gobierna y sustenta hasta la culminación de la historia, según sus propósitos eternos.
Dt. 11:4; Hch.17:24-25; Col. 1:17
c. La Creación está bajo esclavitud de corrupción a causa del pecado, pero será liberada a la Libertad gloriosa de los hijos de Dios y restaurada a plenitud en Cristo Jesús, según el propósito eterno de Dios.
Gén. 3:17-19; Gén.5:29; Hch.3:20-21; Ro.8:20-25; 2Pe.3:13.

4. El Hombre
a. Creemos y proclamamos que el hombre es creación especial de Dios, hecho a la imagen y semejanza suya, en comunión personal con Dios, en armonía con la naturaleza, como trabajador y administrador en la creación, para la gloria de Dios.
Gén. 1:26-30; Gén. 2:7; Gén. 2:16-17
b. Que el hombre cayó en desobediencia y transgresión contra Dios, llegando a ser pecador, como consecuencia está en situación de muerte.
Gén. 3:1-7; Is. 43:27; Ro. 5:12,18 y 19; Ef. 2:1-3
c. Que el estado del hombre es de impiedad frente a Dios y de injusticia frente al hombre, tanto a nivel personal como en todas sus estructuras sociales, situaciones manifestadas a lo largo de la historia peruana y mundial.
Mt.23:25; Ro.3:9-20; Rom.1:18-32; Rom. 5:12; 1 P.3:18
d. Que el hombre es restaurado por Dios de su situación de pecado hacia una vida abundante, mediante la fe, arrepentimiento y obediencia al mensaje del Evangelio y la obra del Espíritu Santo, para la formación de su pueblo en Jesucristo.
Jer.17:9; Hch. 2:38; Rom.3:21-28; Tito. 3:7; 1 Ped.2:9-10
e. Que al hombre le espera la muerte física, aunque los que están viviendo al momento de la venida del Señor Jesucristo, no experimentarán dicha muerte; que los no regenerados están bajo juicio y les espera la condenación eterna, en tanto que los regenerados, la vida eterna.
Jn. 5:28-29; Ro. 8:1; 1Ts. 4:15-17; 2 Ts.1:6-12; Heb. 9:27

5. La Iglesia
a. Creemos y proclamamos que la Iglesia es el pueblo escogido por Dios en toda época y lugar, conformada por todos los que creen y confían personal y verdaderamente en y por la acción del Trino Dios, llamados de entre todas las naciones, pueblos y razas, sin distinción alguna, constituyéndose en el cuerpo de Cristo, la familia de Dios y Real Sacerdocio, unida inseparablemente por el Espíritu Santo.
Hech.10:34-35; Gal. 6:15-16; Ef. 2:18-19; 1P.2:9-10; Apoc.5:9-10
b. Que esta Iglesia es la manifestación del reino de Dios aquí y ahora, señal y signo en el mundo de la nueva creación (cielos nuevos y tierra nueva) en el que Dios será todo en todos.
Mt.13:38; Jn.3:1-8; Hch.8:12; Col.1:13; 1Ts.2:12
c. Que la misión de la Iglesia, como continuación de la Obra del Señor Jesucristo, se basa en la acción redentora de Dios en Cristo a través de la historia. Esta misión que es a través del anuncio del Evangelio del Reino, la realiza en el mundo por la proclamación, la enseñanza de todo el Consejo de Dios, la adoración, vida comunitaria y servicio, todo en el poder del Espíritu Santo, como testigo de su Señor y Dios.
Mt. 9:35-38; Mt. 10:5-8; Mt.28:19-20; Ro.10:13-15; Hch.1:8; Hch.2:41-47
d. Que la Iglesia de Cristo es dotada de dones espirituales y ministerios específicos para su edificación, los cuales se hacen visibles en la vida y trabajo de todos y cada uno de los miembros de las congregaciones locales en un ambiente de mutuo cuidado pastoral responsable. Ellas administran las ordenanzas instituidas por el Señor: El Bautismo y la Santa Cena.
Ro.12:4-8; 1Co.11:23-29; 1Co.12:12-14; 1P.4:10; Ef. 4:11-16

6. La Salvación
a. Creemos y proclamamos que la salvación viene de Dios, por su soberana voluntad y en el ejercicio de su gracia, mediante la obra expiatoria de Jesucristo.
Is.54:17; Ef.1:3-6; Ef. 2:8; 2Ts.2:13; Heb.2:9-17
b. Que consiste en la liberación de la opresión del pecado y sus consecuencias.
Mt.1:21; Jn. 8:31-36; Ro. 6:23; Ro. 7:24-25; Gal. 5:1
c. Que es de alcance universal, que se hace efectiva en forma segura en aquellos que aceptan por fe, sin obras, al Señor Jesucristo, para alabanza de la gloria de su gracia, para ser santos y sin mancha delante de Dios, para buenas obras, para la restauración de la comunión del hombre con Dios y su prójimo en su realidad histórica y eterna.
Jn. 3:16; Ef.1:3-6; Ef. 2:8-10; 2P. 3:9; Jn. 3:20-21

7. El Pecado
a. Creemos y proclamamos que el pecado es toda infracción a la voluntad de Dios, y que tiene alcance universal, que se manifiesta en diversas formas de impiedad, injusticia, maldad y corrupción.
Mt. 15:18-19; 1Jn. 3:4; 1Jn. 5:17; Ro.3:10-12; Ro. 5:12-21

b. Que el pecado va contra la santidad de Dios y la dignidad del hombre, que fue hecho a la imagen y semejanza de Dios.
Lev. 22:32; Lev. 26:2; Is.6:1-5; Ez.5:11; Am. 2:6-7; Stg. 3.8-9
c. Que el pecado separa al hombre de su comunión con Dios, con su prójimo y afecta a la creación y conduce al hombre a la muerte espiritual, física y eterna.
Gn. 2:17; Gn.3:17; Gn.4:8-10; Is.59:2; Apoc.21:8

8. El Reino de Dios
a. Creemos y confesamos que el Reino de Dios es el gobierno soberano de Dios, universal, visible e invisible, donde mora la justicia y la paz, declaradas en las Sagradas Escrituras, que es su Palabra.
Sal.103:19; 1Crón.29:11; Mt.12:28; Lc.17:21; Ro.14:17; 1Co. 15:24-28.
b. Que dicho Reino se hace presente en forma perceptible en los que hacen la voluntad de Dios y que es totalmente diferente a los reinos que están en este mundo, caracterizados por la impiedad y la injusticia.
Mt. 6:10; Mt. 7:21; Mt. 24:7; Jn.18:36
c. Que el Reino de Dios se extiende en el mundo, manifestándose preferencialmente en su Iglesia y que ésta lo anuncia y espera su plenitud, como también toda la creación.
Mt. 13:24-30; Mt. 13:36-43

9. Las Últimas Cosas
a. Creemos y proclamamos que Jesucristo vendrá pronto otra vez a la tierra, en forma personal, en su cuerpo glorificado, con poder y gran gloria.
Mt. 24:30; Jn. 14:3; 1Ts. 4:13-18; Ap. 22:20
b. La resurrección corporal de justos e injustos, el juicio final en el cual serán juzgados todos según sus obras; la vida eterna de los salvos y la muerte eterna de los no salvos.
Mt. 25:31-46; Jn. 5:28-29; 2Ti.4:1; 1P. 1:3-4; Ap. 20:11-15